viernes, 18 de noviembre de 2011

Esta es Ella


Ella ya no era una adolescente, pero ciertamente se veía como una y actuaba como una, no para todo, claro, se le podría llamar una personita práctica, hace lo correcto en el momento correcto... la mayoría de las veces. Ella es lo que podría llamarse “una persona tranquila” (aunque no su temperamento), sus hobbies estaban lejos de ser actividades que implicaran una gran cantidad de quema de calorias.
Un dia cualquiera, igual a todos los demas, se encontraba en su sillón de lectura, llevaba poco más de un día leyendo una historia fascinante sobre almas con forma de animal, auroras boreales, universos paralelos y ciudades sostenidas en el cielo (y no, no era Las ciudades invisibles). Desde el momento en que comienza el libro y queda atrapada por la historia hay pocas cosas que aparten de su mente ese universo maravilloso que ya no se encuentra en sus paginas sino en su cabeza, suele pasar con muchos buenos libros, el tiempo ya no es el tiempo ordinario donde son las 3 de la tarde y después siguen las 4 y “al día siguiente tengo clase a las 8” es el tiempo de Lyra, Rosie o  Ursula Buendía.
Pero cuando se rompe la burbuja en la que se hallaba al llegar la última página, cierra con ímpetu el libro, se desploma en el sillón y dice “ahora que” (parece que es la frase predilecta de los obsesos lectores cuando vuelven al mundo real), se queda un rato pensando, dejando vagar sus pensamientos en ese mundo alterno que se abrió en su cabeza, ese tiempo no ordinario fue un tiempo vivido fuera del espacio y ahora que regresa al mundo donde se encuentra su cuerpo tendido sobre un sillón se siente perdida. Se levanta, abre la cortina y mira al cielo, justo en el lugar donde la luna blanca que ya comienza a menguar se encuentra surcada por un cúmulo de nubes rebeldes, la imagen es realmente hermosa, pero como todo lo hermoso no soluciona nada. El problema realmente es que Ella sumida en sus pensamientos revueltos se siente invadida por una profunda soledad. Puede que sea por la imagen de esa luna fragmentada, la salida de ese estado de trance al que la induce la lectura, puede ser impotencia ante la vista de tantas posibilidades para ser y hacer y simplemente no saber qué hacer, o puede ser que realmente se sienta sola.
Buscando otra vez ese efecto soporífero y placentero al que la induce la lectura, donde sus pensamientos se ven desplazados por los de alguien más, enciende la tv, (el zapping en si solo ya es una forma de entretenimiento... para los compulsivos, claro), pro la televisión rara vez provee algo bueno, así que después de hacer una búsqueda exhaustiva por los canales apaga el tv y busca consuelo en la música…
La música es hermosa y la toca en formas en las que pocas cosas pueden hacerlo, ayuda a despejar un poco la confusión en su mente, pero deja clara la respuesta que ha estado evitando desde que comenzó a leer, a buscar algo bueno en la tv y finalmente mientras buscaba una canción que le gustara... No quería ocuparse de sus propios pensamientos. La soledad es una cosa extraña, te hace dar cuenta de tu propia insignificancia. Habiendo afrontado la dureza de esa revelación lo único que queda es ir a dormir y aun así la certeza de esa verdad sigue golpeando su cabeza:
"La razón por la que la que leo es porque a falta de historias propias me lleno con otras más fascinantes… o soy una curiosa incurable...ser curioso esta bien"